Dices que te hago falta, que me extrañas, que hiciste mal en dejarme ir, que ningún beso se compara, que nadie pudo hacer surgir sentimientos en ti.
Dices que has cambiado, que nunca más volverás a fallar, que el tiempo te ha enseñado a valorarme, a quererme mucho más
Probablemente aun no comprendes todo lo que yo sufrí, aquellas noches de lágrimas, todas las lunas de insomnio dedicas a ti.
No entiendo tu egoísmo, ni tu insensatez al venir aquí, creo que en realidad, nunca me conociste bien, pues de haberlo hecho, sabrías que no hay manera reescribir la historia junto a mí, sabrías que yo sí sé cerrar ciclos, que cuando digo adiós, es porque nunca he de regresar, que por más que lo intentes, ya no hay nada que se pueda rescatar.
Debes de saber que ya no creo en tus palabras, ni mucho menos en tus promesas. Entiende que he cambiado, que ya no soy la niña tonta que conociste ayer.
Si, el tiempo me ha enseñado que a pesar del llanto, puedo perfectamente caminar sola, que no hay límite ni obstáculo que me impida ser feliz.
No, ya no soy aquella ingenua que creía en tus palabras, en tus falsas promesas, esas que con tanta facilidad rompías una y otra vez.
Lo siento mucho, no quiero mentir, no es que ya no te quiera, pero ahora sé que estoy mejor sin ti.
Te suplico que sigas tu camino, te sugiero que no vuelvas a insistir. Por favor evítame la pena de pedirte que te vayas, evítame la molestia de volverte a ver aquí
Llévate las rosas, también las promesas rotas, llévate tus mentiras muy lejos de mí.